Una habitación donde siempre llueve

La idea de las "Configuraciones urbanas" ha ayudado Barcelona a disponer de una obra del gran escultor madrileño Juan Muñoz, fallecido prematuramente en 2001. En la plaza del Mar, situada al final del paseo de Joan de Borbó, se levanta, en una glorieta sin cristales, esta obra llena de melancolía donde están los saltamontes tan habituales en la obra de Muñoz. La glorieta se inspira en el umbráculo del Parque de la Ciutadella. La idea del artista, de acuerdo con el título que dio a la obra -Una habitación Donde siempre llueve-, era que en ese espacio siempre lloviera. Dificultades técnicas, que implicaban un sistema de recirculación de agua y filtros para evitar las hojas de los árboles que normalmente llenan ese espacio, hicieron que se aplazara esta parte de la instalación. En conversaciones posteriores se propusieron otras alternativas, porque el autor encontraba que la obra era incompleta. De todos modos, Muñoz reconocía las dificultades de poner en práctica la idea que tenía. Su muerte cortó este proceso y en la glorieta sólo llueve cuando la meteorología lo hace posible. En 2004, al hacerse un aparcamiento, hubo que desmontarlo y volverlo a instalar con un nuevo pavimento de mármol. Ahora queda medio metro más levantado de lo que era cuando se puso por primera vez.