Sin retorno núm. 2

El mismo año que encaró su primera obra realmente ambiciosa, la escultura monumental que el Ayuntamiento de Barcelona le encargó para la vía Julia (1986), la que dedicó "a los nuevos catalanes", los emigrantes, Sergi Aguilar realiza a su taller de Mataró unas excelentes piezas de hierro, entre ellas Sin retorno núm. 2. El nombre del título proviene de un verso del poeta Dylan Thomas, este recurso pone de manifiesto la importancia que el artista otorga a la metáfora a la hora de crear sus piezas. Considera la geometría como un pretexto para construir, considera que el uso de la geometría nunca debe ser literal, siempre debe utilizarse en sentido metafórico. Este rasgo, lo ha alejado del minimalismo o el purismo geométrico. No obstante, todas sus piezas mantienen algún tipo de nexo con el minimalismo y el constructivismo (incluso se le ha considerado un "constructivista orgánico"). La admiración por una serie de artistas como Julio González, Constantin Brancusi, Richard Serra y Jorge Oteiza, contribuyen a entender el grado de depuración que vemos en sus obras cuando se contemplan por primera vez. Trabaja fundamentalmente a partir del plan y sus intersecciones, ha conseguido dotar a sus obras de una potencia y de una pureza formal sin que ello afecte la emotividad de la obra.

Sin retorno núm. 2 se encuentra en el acceso al andén de la Estación de Francia, a mano derecha. Se trata de una escultura compuesta por acero y descansa sobre una plancha del mismo material. Esta obra forma parte del período creativo en que Sergi Aguilar incorporó elementos en sus obras como el acero, el aluminio y la madera. Elevada por un pedestal de mármol, ocupa un lugar discreto en el espacio pero, a la vez permite ser contemplada desde diferentes puntos de vista y apreciar desde diferentes ángulos la tridimensionalidad de la obra. Partiendo de la idea de que objeto y entorno deben estar en permanente diálogo, el artista cuestiona el papel del "sitio" y su relación con "el objeto" partiendo de estructuras geométricas. En este caso las formas geométricas de la obra dialogan con un espacio público, el andén de una estación.