Sant Jordi

San Miguel, El Doncel, El Gitano, El Joven héroe

Cuando Adolf Florensa concluyó la reforma de la Casa de la Ciudad, que afectó sobre todo el vestíbulo, el Salón de Ciento, y el despacho del alcalde, decidió poner una escultura de Josep Llimona en la planta baja que, según unos representa un san Jorge, y según otros un san Miguel, en recuerdo de la iglesia que había existido antiguamente en aquel lugar. Limón eligió como modelo un gitano apuesto y en modeló la escultura con una espada, en actitud de vigilancia. Poco tiempo después, el chico recurrió al jefe de la Guardia Urbana, Manuel Ribé, para que interviniera saques del asilo su madre y sus hermanos, detenidos en la vía pública por mendicidad. Ribé se negó porque sólo llevaban unas horas al asilo.

El gitano salió del despacho enfurecido y, al pasar por delante de la escultura para la que había puesto, se quejó en voz alta que tener un monumento no le valía para poder liberar su familia. La escultura fue rebautizada durante la Guerra Civil como El joven héroe para evitar las furias iconoclastas de los anticlericales. Hay versiones que aseguran que representa a San Jorge y no San Miguel.