Ramon Berenguer III

En 1880, el Ayuntamiento de Barcelona concedió al joven Josep Llimona la pensión que tenía establecida para que un estudiante de arte pudiera ir al extranjero a perfeccionar estudios. Llimona, alumno de la Escuela de Bellas Artes de Llotja, fue a Roma y estuvo hasta 1885 gracias a las renovaciones de la beca que le hizo el Ayuntamiento.

Mientras estuvo, envió al Ayuntamiento de Barcelona alguna de las obras que ejecutó en la capital italiana. Entre ellas estaba el esbozo de una gran estatua ecuestre del conde de Barcelona, ​​Ramón Berenguer III, el Grande (Rodez, 1082 - Barcelona, ​​1131). Se encargó a Limón que transformara el boceto en una obra en yeso y tamaño natural y fue premiada con una medalla de oro en la Exposición Universal de 1888. Después, el yeso quedó guardado, primero en el Palacio de la Industria y después en la galería de estatuas del Palacio de Bellas Artes, ambos pabellones de la exposición.

Cuando en 1907 el Ayuntamiento comenzó a abrir la Via Laietana a través de calles y callejones del barrio viejo, decidió que la estatua de Llimona serviría para ornamentar los jardines que pensaban dejar junto a la fachada lateral de la capilla de Santa ágata y la parte de muralla sobre la que apoya.

La decisión de poner esta estatua, una vez fundida en bronce, a la futura plaza se adoptó el 9 de diciembre de 1919, y tres años más tarde se decidió oficialmente que el espacio urbano llevara el nombre de Ramón Berenguer el Grande y no el de Once de Noviembre que se había decidido en 1918 para conmemorar la fecha de firma del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

Pero la plaza tardó aún bastante tiempo a quedar urbanizada, ya que había que derribar todos los edificios adosados ​​a la muralla. Las obras de restauración de la muralla, comenzadas en 1927 por el Ayuntamiento de la primera dictadura (1923 a 1930), no fueron terminadas hasta los años cincuenta por el Ayuntamiento de la segunda dictadura (1939-1975), en parte aprovechando los daños causados ​​por bombardeos de la Legión Cóndor durante la Guerra Civil. Las obras de la plaza de Ramon Berenguer el Grande, concretamente, dirigidas por el arquitecto municipal Luis Riudor, director de Parques y Jardines de Barcelona, ​​quedaron terminadas cuando el 11 de marzo de 1950 se descubrió la estatua de Llimona, que por cierto tiene una peculiaridad curiosa: la cola del caballo de yeso se había dañado mientras era guardado y en el momento que la Fundición Victoria iba a hacer la figura definitiva, como Llimona había muerto en 1934, fue necesario que Frederic Marès - solucionador, en la posguerra, de todo tipo de restauraciones y reconstruccions- hiciera una nueva que no ha sido del agrado de todos los entendidos. Josep Viladomat decía que parece el tubo de la chimenea de una estufa. En el año 2014 la escultura se restauró.