Quadriga de l'Aurora

Cascada Monumental (Parque de la Ciudadela)

Escultor: Rossend Nobas
Diseño: Josep Fontseré
Materiales: Fundición de hierro originalmente dorado

El grupo que corona la cascada es una alegoría de la Aurora con sus atributos, el carro y la antorcha que lleva en su mano derecha. La escultura de hierro estaba inicialmente dorada con una capa de oro fino que se ha perdido con el tiempo y que posteriores restauraciones no han conservado.

En el concurso fallado en 1876 se concedió la realización de la escultura a Andreu Aleu, pero este acabó por renunciar al encargo del Ayuntamiento y fue Rossend Nobas quien realizó el proyecto que, a pesar de que se había puesto de acuerdo con Fontseré en torno al 1877, no se le comunicó oficialmente el encargo hasta el 1883. dos años más tarde comunicó al alcalde que, alegando motivos estéticos y compositivos, había realizado cuatro caballos en vez de los dos que figuraban en el dibujo preparatorio, por lo que se revisó su escultura y se aceptó el nuevo diseño. Este cambio ha ocasionado a lo largo del tiempo que se identificara de forma errónea el conjunto, ya que el carruaje tirado por cuatro caballos -la quadriga- asocia normalmente al carro de Helios o el de Apolo, mientras que el Aurora se representa siempre sólo con dos caballos, por lo que en algunos textos se identifica esta escultura con la divinidad de Delfos. La fundición en hierro, a partir del original de yeso de Nobas, se realizó en la fundición de Alejandro Wohlguemuth en 1888, que calculó el peso final del conjunto en treinta toneladas, por lo que Elías Rogent, director de las obras del parque desde 1886, tuvo que reforzar la estructura de la cascada para soportar la escultura.

La presencia del grupo de la Aurora como coronamiento de un conjunto de esculturas que tienen como común denominador el tema acuático no deja de ser extraña, tanto por la diferencia temática como para que tampoco hay ningún nexo mitológico entre la figura la Aurora y Venus. Pero el tema del conjunto central es el nacimiento de la diosa, y esta idea de nacimiento es el vínculo con la escultura de la Aurora, que de hecho es la alegoría del comienzo de un nuevo día, de la nueva luz que lleva en su mano derecha. Teniendo en cuenta la filiación política de Fontseré, republicano militante, no es de extrañar que fuera él mismo quien eligiera este tema, ya que la aurora era un símbolo de libertad y progreso, y este simbolismo caso mucho más a la ideario progresista de Fontseré que no el nacimiento de Venus o los otros grupos escultóricos, más o menos acertados pero sin ningún significado para el ciudadano de la época. Esta figura que lleva la luz de la libertad es un símbolo del fin de la dominación militar de la ciudad, a la vez que es una figura que puede pasar desapercibida con su nombre y forma clásicos, lo que facilita que sea aceptada sin demasiado alboroto por mentalidades más conservadoras. No deja de ser indicativo de este doble juego de significados que, en la documentación que se conserva, se llama a este conjunto Carroussel, enfatizando su parecido con el Carroussel del Louvre -y, por tanto, su filiación con el buen gusto y la capital francesa- y no tanto con el nombre de Aurora, con referencias evidentes a la idea de nacimiento, claridad y nuevo mundo.

Para tener presentes los ideales políticos de Fontseré sólo hay que recordar que en su dibujo del primer proyecto para la Ciutadella (3 de octubre de 1868) un monumento celebraba el cambio político de la revolución de 1868; o como, años más tarde, Fontseré proyectó la escultura de un atleta desnudo portando una antorcha (símbolo una vez más del progreso y de la libertad) para presidir el surtidor central de la Ciutadella, aunque en el momento de su construcción (1884-1885) tuvo que cambiarlo debido a las presiones políticas y, de acuerdo con el escultor Joan Roig y Soler, construyeron la famosa Dama del paraguas.

Con la Cuádriga de la Aurora, pues, toda la cascada puede tomar una doble lectura: por un lado, tenemos un repertorio iconográfico apolítico y poco representativo de la realidad de la ciudad, centrado en temas acuáticos adecuados para una fuente en una ciudad costera , mientras que por otro la figura de la Aurora tiene una simbología mucho más fuerte, celebrando la llegada de un nuevo día en el lugar en que se levantaba la odiada ciudadela borbónica. Pero aún así, y tal vez porque desde el inicio de las obras se intentó esconder su simbología, ni la escultura ni el conjunto de la cascada fueron nunca un símbolo de la ciudad.

Parece lógico pensar que la idea de coronar el conjunto con la Cuádriga de la Aurora provenga directamente de Fontseré, ya que entre las personas que trabajaron en el parque era el único afiliado al partido republicano, y por tanto, lo único que podría tener interés en diseñar una figura así. En este contexto, cabe mencionar que la iconografía de la figura femenina llevando una antorcha fue un símbolo republicano muy vivo durante todo el siglo XIX, sobre todo en Francia. Entre las diferentes utilizaciones de esta iconografía destaca por su popularidad la escultura de Bartholdi, La libertad iluminando el mundo, comenzada en 1876 pero ideada y promocionada una década antes por miembros del partido republicano francés y que, actualmente, preside entrada a la bahía de Nueva York.

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