Obispo Irurita

El 17 de junio de 1939, cuando aún no hacía cinco meses de la ocupación de Barcelona por parte de las tropas de Franco, se celebraron en la Catedral unos funerales solemnes por el obispo Manuel Irurita, muerto en diciembre de 1936, y seguidamente se descubrió una placa que daba su nombre a la vía urbana que tradicionalmente había sido la calle del Obispo y que durante la Guerra había llevado el nombre de García Lorca.

A continuación surgió la idea de erigir un monumento. El obispo Irurita constituía uno de los mártires de la "Cruzada" y rendirle honores formaba parte de los momentos de patriotismo nacional-católico que se vivían. El acuerdo lo tomó la Diputación de Barcelona el 22 de julio del mismo 1939.

Como responsable de la iniciativa del monumento apareció el presidente de la Diputación, y se abrió una recauda pública que en el mes de noviembre comenzaba a dar sus frutos, según una relación publicada en La Vanguardia Española el día 25. La realización fue encomendada al escultor Vicenç Navarro, autor también del ángel añadido después de la guerra en el monumento a los mártires de la guerra de la Independencia, en la misma calle del Obispo.

La imagen del obispo Irurita, esculpida por Navarro, fue puesta en una hornacina de la calle del Obispo, en la pared exterior del Palacio Episcopal y inaugurada oficialmente el 9 de diciembre de 1943, con motivo del traslado de los restos del obispo en la Catedral.

El obispo de Barcelona desapareció al comenzar la Guerra y parece que fue muerto por los anarquistas, aunque hay personas que aseguran haberlo visto vivo en 1939 y que siguió escondido para mantener el mito del martirio. Es ésta una cuestión muy polémica y aún no resuelta del todo, ya que falta una investigación independiente. Las investigaciones sobre los restos del obispo Irurita para establecer la fecha y la forma de la muerte han estado siempre estrechamente controladas por la jerarquía eclesiástica.