Neptuno

La figura realizada por Manuel Fuxà presenta diez marino en un leve contraposto, con la mirada dirigida hacia los caballos marinos del grupo central mientras con la mano derecha coge el tridente.

La figura del dios marino no podía faltar en este conjunto de temas acuáticos, sobre todo teniendo en cuenta que era un tema mitológico recurrente para la Barcelona del siglo XIX. De los cinco grupos de Neptuno que contabiliza Judit Subirachs realizados dentro del área de influencia de Barcelona antes de la creación del parque de la Ciutadella destacan dos obras: el Neptuno de Nicolás Traver realizado con mármol de Carrara para la fuente del edificio de la Lonja (1802) y el de Damià Campeny para el remate de la fuente de la plaza del Rey de Igualada (1816). A pesar de la notabilidad de estas dos esculturas presentes dentro del ámbito de influencia de Barcelona, ​​Manuel Fuxà realizó su versión sin tenerlas muy en cuenta, ya que su Neptuno presenta todas las características del dios marino recogidas en las dos anteriores obras -el tridente, una musculatura poderosa y una barba poblada-, pero opta por una posición de la figura con ambos pies afianzados en el suelo, lejos del marcado contraposto de Nicolás Travé o del gesto más dinámico de Campeny. El escultor también optó por presentar el dios bajo la forma de un hombre maduro, pero en la plenitud de su fuerza, y no a través del cuerpo ya viejo, como es bastante frecuente para representar esta deidad.

La posición del brazo izquierdo -relaxat vez que musculoso y con la mano entreabierta más baja que los caderas- recuerda el David de Miguel Ángel, una escultura modélica que fue el referente a imitar de todas las academias, y que seguramente también llegó a la Escuela de Llotja y los talleres barceloneses.