Medianera de los objetos

El edificio de pisos situado en la parte más cercana al mar de la calle Pescadores tiene una gran pared medianera al pie de la cual se encuentra un restaurante de planta baja. Para eliminar el mal efecto visual que producía, y dentro la política decorativa de medianeras que sigue desde hace años el Instituto Municipal del Paisaje Urbano promovió un proceso participativo en el que participaron 1.300 niños y adolescentes de 26 escuelas de enseñanza primaria y secundario, sobre todo del distrito de Ciutat Vella. Ellos eligieron los objetos que irían a la pared e hicieron dibujos de los que se eligieron los que definitivamente las realizaron en el material plástico aislante que cubre la pared.

La idea fue poner objetos aludidos en el cuento "El principio de la sabiduría", del libro Crónicas de la verdad oculta, de Pere Calders o que sin aparecer en ella explícitamente forman parte de la vida cotidiana y pueden relacionarse de alguna manera con la idea central del cuento, que es el que se encuentra buscando la mujer que ha perdido una mano encontrada en el jardín. La idea es la misma que en 2004 Sara Pons y Carlos Sanfeliu tuvieron en diseñar un nuevo pavimento para el paseo creado entre las calles de Escorial y de Cerdeña al cubrir un tramo de la Ronda del Mig. Allí decidieron empotrar en el suelo todo de pequeñas piezas de vidrio con objetos en su interior, relacionándolos con una frase de dicho cuento: "Alguien ha perdido algo muy importante en este jardín. Quien acredite ser su propietario le será dada satisfacción ".

Curiosamente, tanto en la Travessera de Dalt como la Barceloneta se ha puesto el mismo número de objetos: diecinueve. Pero sólo tres coinciden: la clave, la pelota y el collar. Aparte de estas tres, en la medianera de la Barceloneta hay un paraguas, una espina de pescado, un osito de peluche, un tornillo de vanadio, un barco de papel, una zapatilla, una botella, un grifo, una maleta, unos auriculares, unos prismáticos, un patinete, una gorra de niño, un reloj de arena, una concha y una estrella de mar. En la Barceloneta, como se ve, ha habido una predilección por los objetos relacionados con el mundo infantil y con la zona marítima.

Así como en la Travessera de Dalt los objetos están cristalizados en el suelo y son de pequeñísimas proporciones, en la Barceloneta son de tamaño grande y forman parte del recubrimiento aislante plástico de la pared, de color verde. Desafortunadamente, no se ha podido evitar que una gran chimenea procedente del restaurante atraviese toda la medianera de abajo a arriba.

La inauguración tuvo lugar el mediodía del martes 22 de marzo de 2011, con una fiesta popular donde la compañía Dagoll Dagom -que en 1978 había escenificado una célebre versión de los cuentos de Calders con el título de Antaviana- hizo una lectura dramatizada de El principio de la sabiduría de Pere Calders. Una escenificación, por cierto, que estaba previsto presentar en la inauguración del homenaje a Pere Calders de la Travessera de Dalt, en marzo de 2004, y que entonces no se pudo hacer debido a la lluvia.

En el momento de la inauguración y las semanas posteriores había tres elementos que probablemente el tiempo hará desaparecer. El primero de estos elementos es una empavesada que simula el conjunto de banderas que se ponen a las embarcaciones, colgadas de una cuerda que va desde lo alto de la medianera hasta la azotea del restaurante. Cada una de las nueve banderas que hay corresponde a una letra de la palabra Antaviana, pero puestas desordenadamente (anaivatna). El segundo de estos elementos, una torre de mecanotubo con paneles de lona al pie de la pared donde se explica el proceso de elaboración de la obra, contiene la clave para descifrar el jeroglífico del empavesada, con un abecedario de equivalencias entre colores de banderas y letras. El tercer elemento es una caja de cartón donde se podía imaginar que salen los objetos incrustados en la pared.