Fuente de la Portaferrissa

El 15 de mayo de 1680, el rector del colegio de Belén, los jesuitas (en la actual esquina de la Rambla con la calle del Carmen), se dirigió al Consejo de Ciento para pedir autorización para trasladar en otra parte una fuente pública que se había construido en 1604 junto al colegio y que "le hacía mucho embarazo", ya que en ese lugar hay querían levantar una capilla que sustituyera la que se había quemado el 1671. La Compañía de Jesús se haría cargo de los gastos que ocasionara el traslado al lugar que se le indicara. Los consejeros indicaron que podía ponerla adosada a una de las torres del portal de la Ferrissa, en la muralla de la Rambla, y concretamente en la torre del lado de mar, el más próximo a la Boqueria. Así se hizo, y la fuente pasó de un lado a otro de la Rambla. La construcción de la iglesia de Belén continuó así sin "embarazo", siguiendo planos de José Julio, y en 1690 ya estaba terminada la fachada de la calle del Carmen, aunque se tardaron cuarenta años más en completar la estructura del templo y más de un siglo a terminar la decoración interior.

En cuanto a la fuente, veinte años después de haber sido trasladada se comenzó a levantar en frente suyo, al otro lado de la calle de la Puerta Ferrissa y aún dentro de las murallas, el palacio de Pedro de Cartellá, derrocado el 1771 y sustituido por uno nuevo que tomó el nombre de Palau Moja, que aún se conserva. Fue precisamente con motivo de la construcción de este palacio que se derribaron las torres de la Puerta Ferrissa -la muralla fue desapareciendo poco a poco a lo largo de los siglos XVIII y XIX-, pero la fuente restó en su lugar. El 24 de septiembre de 1959 se puso la decoración de paneles de cerámica, obra de Juan Bautista Guivernau. Lleva un texto explicativo que fue redactado por Pedro Voltes. La iniciativa provino de la asociación de comerciantes de las calles de Portaferrissa, Cucurulla y Boters.