Farolas de Pla de Palau

Las dos farolas que ahora encontramos ante el edificio de la Aduana Vieja responden a una versión simplificada de las farolas de seis brazos que Gaudí diseñó para la plaza Real. Inicialmente había dos más en la parte baja de la plaza, aproximadamente donde ahora está la Facultad de Náutica, y marcaban la entrada "en el barrio de la Barceloneta, creando un nuevo" portal "que sustituía el derrocado del Portal de Mar de la muralla.

En la "memoria" que acompaña al proyecto de las farolas de la plaza Real, Gaudí hace constar su intención de que estos se ubiquen también ante edificios significativos de la ciudad, entre los que cita precisamente, el Gobierno Civil, uso que tuvo hasta hace poco la Aduana Vieja. Con ello se quería singularizar las construcciones más notables de la ciudad, pero, además, en el caso que nos ocupa, las farolas gaudinianos contribuyen a solucionar la falta de simetría de la parte baja del plan del Palau; la Aduana Vieja, construida cuando esta parte aún estaba ocupada por un tramo de la muralla de mar, quedando unos metros atrasada respecto a la alineación de los otros edificios. Las farolas contribuyen a llenar este vacío que hay delante de la Aduana, organizando un espacio que se escapa de la ordenación general de la plaza, y ennobleciendo el que había sido construido como fachada lateral de aquel edificio.

Las farolas responden al mismo modelo que los instalados en la plaza Real, pero con la mitad de brazos, tres en lugar de seis, y sin los atributos, casco alado y caduceo, del dios Mercurio. La decisión del Ayuntamiento de eliminar estos ornamentos, que eran los que culminaban las farolas originales, obligó a Gaudí a introducir un nuevo elemento de remate, que consiste en una especie de corona invertida de donde surgen dos cabezas de serpiente. Así, de alguna manera se intenta mantener el esquema compositivo originario, ya que la corona hace referencia a la forma redondeada del casco, y los fines de reptil, son un recuerdo de las dos serpientes enroscadas que forman el caduceo del dios del comercio. A pesar de los esfuerzos del arquitecto, el resultado de estas simplificaciones es más bien pobre.