Farolas de la Plaça Reial

Plaça Reial

Autor: Antoni Gaudí
Materiales: hierro forjado y piedra caliza
Inauguración: 24 de septiembre 1879

Los dos farolas de seis brazos diseñados por Antoni Gaudí para la plaza Real venían a completar el segundo arreglo del espacio central de la plaza, iniciado en 1876 con la instalación de la Fuente de las Tres Gracias. La ubicación de las farolas a ambos lados de la fuente, siguiendo el eje transversal del rectángulo que forma la plaza, y no el longitudinal, responde a la presencia del acceso principal a este espacio a través de la calle Colón, desde la Rambla; entrando por aquí, faroles y fuente nos presentan visualmente como un conjunto unitario, por lo que la disposición radial de los seis brazos se complementa con la forma circular de las picas de la fuente. Sin embargo Gaudí también presentó la posibilidad de que las farolas fueran cuatro y formaran un cuadrado alrededor de la fuente, con lo que esta habría quedado enmarcada tanto por los que accedieran desde la Rambla, como por los que entraran desde la calle Ferran en través del pasaje Madoz.

Pero la idea del arquitecto era la de poder ubicar estas luminarias delante de los edificios más significativos de la ciudad, como el Ayuntamiento, la Lonja, la Aduana Vieja, o incluso la Catedral, y también en los espacios públicos más transitados de la vieja Barcelona como la plaza del Ángel, la del Pino, San José Oriol, Urquinaona, y Portal del Ángel; la voluntad de Gaudí era aportar mayor luminosidad a estos puntos, pero también, realzar a través de la belleza de las farolas.

Esta variedad de posibles ubicaciones explica en cierto modo la iconografía elegida para ornamentar los candelabros: en la parte baja de la columna encontramos el escudo de la ciudad, inciso en el hierro y pintado, mientras que la parte alta es coronada por dos culebras enroscadas encima de las cuales se sitúa un casco alado. Las serpientes provienen del caduceo, símbolo del dios Mercurio, y el yelmo con alas forma parte también de los atributos de esta divinidad. Mercurio, mensajero de los dioses, es considerado el dios del comercio, por lo que se relaciona con la ciudad de Barcelona.

A pesar de estas referencias clásicas, las farolas tienen un carácter totalmente ecléctico, aportado por los numerosos detalles ornamentales tanto del pie de piedra, como del propio fuste y los brazos; estos elementos aportan un sabor "mecanicista" que podemos encontrar en arquitectos como Montaner o Josep Vilaseca en su etapa inicial. También es interesante señalar la introducción de la policromía, un recurso bastante extraño en este tipo de piezas, y que también se corresponde con las premisas básicas del eclecticismo que impregnó la arquitectura catalana a partir de 1875.

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