Alexander Fleming

El 26 de enero de 1956, aniversario de la entrada en Barcelona de las tropas franquistas, se inauguró el busto del doctor Alexander Fleming (1.881-1.955), en una hornacina sobre una fuente, en la fachada posterior de la sede de la Real Academia de Cirugía. Tanto el busto como la fuente son obra de José Manuel Benedicto.

No es extraño que el Ayuntamiento de Barcelona decidiera levantar un monumento a la memoria del descubridor de la penicilina inmediatamente después de su muerte. El descubrimiento de Alexander Fleming fue la salvación de muchos barceloneses atacados por la tuberculosis, durante los años de posguerra, y cuando visitó Barcelona pocos años antes de morir la acogida que se le dispensó fue apoteósica. La devoción a Fleming se mantuvo durante muchos años, por lo que cada 6 de agosto, aniversario de su muerte, se rendía un sencillo acto de homenaje ante el monumento, y con frecuencia manos anónimas o entidades diversas depositaban ramos de flores.

En un primer momento se pensó que ponerlo en la Rambla, pero la Academia de Medicina pidió poderlo tener en la pared exterior de su sede. Sobre el busto se puso una lápida con la sencilla inscripción: "Barcelona Sir Alexander Fleming". En el mismo momento de la inauguración, los bomberos se adhirieron con otra placa fechada en 1955 y, posteriormente, en 1966, se le añadió otra de los trabajadores del Matadero.