Galceran Marquet

En la plaza del Duque de Medinaceli se levanta una columna de hierro fundido en medio de una fuente monumental. En la cima de la columna, está la estatua de un personaje que fue decidido a última hora, cuando el resto del monumento ya estaba hecho, y sobre la personalidad del que han existido algunas dudas.

Este monumento fue claramente concebido como fuente, para decorar la antigua plaza de San Francisco cuando ésta fue ensanchada al desaparecer el convento vecino de los franciscanos a causa de los incendios de 1835. La donación de unos terrenos del duque de Medinaceli permitió completar -la y, por ello, la plaza lleva su nombre. A la hora de urbanizarse la, 1849, se pensó a continuación de emplazar una fuente monumental, siguiendo la moda que aquellos años imperaba en la ciudad. Por la proximidad al puerto, todo el mundo coincidió en que tuviera una dedicación simbólica a algún episodio de la historia marítima de Barcelona. Siguiendo esta idea, Lluís Rigalt dibujó un proyecto donde aparecían varios elementos relacionados con el mar. El arquitecto municipal Francisco Daniel Molina desarrolló técnicamente aquel proyecto como una columna monumental de 18 metros de altura; el escultor José Aniceto Santigosa y Vestraten comenzó a trabajar en las figuras de la base y en la decoración de la columna, y el fundidor Valentín Esparó lo ejecutó todo en hierro fundido, sin que nadie, ni remotamente, pensara en Galceran Marquet. Más que la dedicación en sí, la columna quería ser una demostración de las nuevas posibilidades de los materiales surgidos de la revolución industrial. Por ello fue la primera gran pieza ornamental de hierro fundido que se puso en Barcelona.